Los Duelos de la Adolescencia
Para lograr una identidad madura, el adolescente tendrá que pasar por
tres duelos básicos, según Aberastury y Knobel, y un cuarto duelo por la
bisexualidad infantil.
Estos son:
a) el duelo por el cuerpo infantil, b) el duelo por el rol y la
identidad infantil, y c) el duelo por los padres de la infancia.
Las Etapas del duelo
·
1) La negación,
mecanismo por el cual el sujeto rechaza la idea de pérdida, muestra
incredulidad, siente ira. Es lo que nos lleva a decir: "No puede ser que
haya muerto, lo vi ayer por la calle", cuando inesperadamente recibimos la
noticia de la muerte de un
amigo, aunque sepamos que hay muchas maneras de morir en pocas horas. Esto le
sucede al adolescente en cada uno de los tipos de duelos.
·
2) La resignación, en la
cual se admite la pérdida y sobreviene como afecto la pena.
·
3) El desapego, en la
que se renuncia al objeto y se produce la adaptación a la vida sin él. Esta
última etapa permite el apego a nuevos objetos.
Los duelos en la adolescencia afectan tanto a los padres como a los hijos.
Knobel dice que es "una ambivalencia dual". Por ejemplo, esto se ve,
en la angustia de los hijos por los padres de la infancia, y la angustia que
sienten luego los padres por los hijos de la infancia; por miedo de estos a
envejecer y a enfrentarse a una muerte próxima. Es
tal vez por esto que se hace tan conflictiva esta etapa.
a.El duelo
por el cuerpo infantil:
Consiste en ir aceptando las modificaciones biológicas, ante las cuales
siente impotencia, ya que no puede hacer nada para frenar estos cambios. Esto
se refleja en cierta rebeldía en la esfera del pensamiento. Así siente
un fenómeno de despersonificación, se halla incómodo con su cuerpo, como torpe,
tira y rompe todo. Los movimientos que antes hacía para alcanzar las cosas no
dan los mismos resultados, y sus padres le reprochan constantemente, le dicen
que tira todo. ¿Qué te pasa, que antes eras tan cuidadoso? Como consecuencia de
dichos reproches, trata de negar la pérdida de su identidad y su cuerpo
infantil, para retener los logros que tuvo de chico.
Las fluctuaciones constantes de la realidad, que lo ponen en una nueva
situación frente a sus padres, familia y mundo
externo, lo impulsa a elaborar esa pérdida, a ir conformando su nueva personalidad.
b.Duelo por
la identidad y rol infantil:
El niño en su infancia, acepta su relativa impotencia, necesita de otras
personas que cumplan sus funciones yoicas, y
su yo, mediante la proyección e introyección configura su identificación. En la
adolescencia, se sufre un "fracaso de personificación". No se da
cuenta de cómo debe actuar, ya que no es un niño pero tampoco un adulto. Es lo
suficientemente grande para ser un niño y por tanto no puede mantener la
dependencia infantil aunque quisiera. Esto es debido a la actitud de sus padres
que ahora tienen para con él. Pero tampoco puede asumir la independencia adulta.
Sufre una confusión de roles.
En este período surge un tipo de pensamiento en el que despersonaliza a
los seres humanos, utilizándolos como objetos, como medios para sus
satisfacciones. Este manejo de las personas demuestra una clara inestabilidad
afectiva e indiferencia hacia los demás.
Pero mediante la "barra" (grupo de pares) es que se siente seguro en esa
uniformidad que el grupo le da. Más tarde irá adoptando roles cambiantes y
participando activamente en el grupo, y es así, que de a poco toma las
responsabilidades y las culpas grupales. Mediante estas proyecciones e
introyecciones es que va asimilando y desechando identificaciones hasta llegar
a formar una propia.
Aberastury y Knobel dicen que: "La exageración o fijación de este
proceso por no elaborar el duelo por la identidad y por el rol infantil explica
las conductas psicópatas tratando a las personas como objetos, para así lograr
sus objetivos. También se
ve en el desafecto y crueldad con el objeto(…)"
Normalmente el adolescente va aceptando las pérdidas de su cuerpo
infantil y su rol infantil; al mismo tiempo que va cambiando la imagen de sus
padres infantiles, sustituyéndolas por la de los padres actuales, en el próximo
duelo.
c.Duelo por
los padres de la infancia
El adolescente empieza a separarse de sus padres. Lo que marcará el
"fin de la relación de dependencia" que mantenía con ellos. Es más
que obvio que sigue dependiendo de ellos, no sólo económicamente, sino
sentimentalmente, ya que necesitan de la comprensión y la aprobación de éstos
(sentirse aceptado). Además tiene la necesidad de una identidad fuera de la
familia, aunque inconscientemente, también se siente parte de ella. Es una
contradicción más de las muchas que caracterizan esta etapa.
La búsqueda de un nuevo estatus, que le es transferido a este por su
cuerpo, mediante los cambios corporales, lo llevan a una nueva búsqueda de
identidad y un nuevo rol por el infantil ya superado. La independencia de la
que hablamos es relativa, ya que si le dieran una verdadera libertad e
independencia, éste la sentiría como abandono. Es menester, que el pasaje de la
relación infantil que tenía con los padres a la adolescencia (de una dependencia
total a una pseudo-independencia), sea lento. Esto facilitará su independencia
en un futuro, y hará menos traumático el duelo.
Esta pseudo-independencia se ve claramente en la necesidad de pedir
prestado el auto a sus padres, en el momento de pedir para llegar más tarde de
la hora que estaba pactada antes, ante la necesidad de pedirles dinero, etc. Lo
hacen, porque sienten la necesidad de aparentar una cierta independencia
económica frente a sus compañeros de grupo, de sentirse casi un
"adulto". Este proceso de independencia y pérdida, es sentido tanto
por el adolescente como por los padres, ya que estos se dan cuenta de que sus
hijos están creciendo y con esto les viene a la mente la idea próxima, en algún
momento, de la muerte. La idea de esto les produce la necesidad de retener la
relación de padres infantiles que mantenían con su hijo de la infancia. Esto lo
hacen a través de la dependencia económica, no permitiéndoles ciertos gustos o
salidas. Volvemos a notar que estos duelos son vividos de igual forma tanto por
los padres como por los hijos.
Los cambios biológicos que se dan en la pubertad, le imponen la sexualidad genital e
intensifican el duelo por el cuerpo infantil y el sexo opuesto
perdido. Durante la infancia el niño se masturbaba para negar la pérdida del
sexo opuesto, aunque también a manera de exploración. En cambio en la pubertad,
se da primero a manera de exploración y después como búsqueda de placer debido
a fantasías eróticas. Esto lo hace en soledad, por la carga de culpa emocional
que le proporciona el "súper-yo", con todo el peso que le impone la
sociedad.
La definición de su capacidad pro-creativa y su rol en la pareja, (el
duelo por la bisexualidad) se debe a la resolución nuevamente del complejo de
Edipo, el cual lo llevará a buscar pareja fuera del núcleo familiar. La
aparición de los caracteres sexuales primarios (como ya explicamos arriba), lo
llevarán a la definición sobre su rol en la relación de procreación.
d.Duelo es
por la bisexualidad
En esta etapa se configura el pasaje del auto-erotismo a la
heterosexualidad, pasando por estados de homosexualidad. Esto
parece obvio, pero le choca mucho a la gente, ya que el adolescente primero se
mira así mismo y se explora (auto erotismo), luego debe fijarse en el mismo
sexo para compararse (homosexualidad), lo hace mediante el juego y el
"toqueteo". Cuando hablamos de homosexualidad, no tenemos que caer en
el simplismo de tomarlo en el sentido de genitalidad, aunque podría llegar a
darse. En los hombres se ve en los juegos de mano, y
en la mujer en ese ir
constantemente del brazo con la amiga, en el baile entre ellas, etc. Es
bastante coherente que se fije primero en el mismo sexo, y recién ahí tender a
buscar una relación en el sexo opuesto. No suele darse un corte tan grande en
el pasaje del autoerotismo a la heterosexualidad.
Aberastury y Knobel dicen que estos comportamientos son normales en la
adolescencia.

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